Beautiful Losers

La actitud beautiful loser es una eleccion ética y estética...

lunes, abril 23, 2007

Detengamos el mundo, ya no puedo vivir sin ella

"La existencia de la Mujer Salvaje también se percibe a través de la visión; a través de la contemplación de la sublime belleza. […] Viene también a nosotras a través del sonido; a través de la música que hace vibrar el esternón y emociona el corazón; viene a través del tambor, del silbido, de la llamada y del grito. Viene a través de la palabra escrita y hablada; a veces, una palabra, una frase, un poema o un relato es tan sonoro y tan acertado que nos induce a recordar, por lo menos durante un instante, de qué materia estamos hechas realmente y dónde está nuestro verdadero hogar.
Estos transitorios "sabores de lo salvaje" se perciben durante la mística de la inspiración… ah, aquí está; oh, ya se ha ido. El anhelo que sentimos de la Mujer Salvaje surge cuando nos tropezamos con alguien que ha conseguido establecer esta relación indómita. El anhelo aparece cuando una se da cuenta de que ha dedicado muy poco tiempo a la hoguera mística o a la ensoñación, y demasiado poco tiempo a la propia vida creativa, a la obra de su vida o a sus verdaderos amores.
Y, sin embargo, son estas fugaces experiencias que se producen tanto a través de la belleza como de la pérdida las que nos hacen sentir desnudas, alteradas y ansiosas hasta el extremo de obligarnos a ir en pos de la naturaleza salvaje. Y llegamos al bosque o al desierto o a una extensión nevada y nos ponemos a correr como locas, nuestros ojos escudriñan el suelo, aguzamos el oído, buscando arriba y abajo, buscando una clave, un vestigio, una señal de que ella sigue viva y de que no hemos perdido nuestra oportunidad. Y, cuando descubrimos su huella, lo típico es que las mujeres corramos para darle alcance, dejemos el escritorio, dejemos la relación, vaciemos nuestra mente, pasemos la página, insistamos en hacer una pausa, quebrantemos las normas y detengamos el mundo, pues ya no podemos seguir sin ella."
Extracto de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Debe ser el chispazo, el instante casi distraído, semiolvidado, despierto a medias; el que dudàs si pasó, destelló y dejó sólo un haz que se ve adonde mires pero que no se fija en ningún lugar. Lo fundamental para todo, creo, es la vibración. Hablando levemente, por la impunidad que me confiere el antojo... creo que son espadazos de la razón constantes que, de vez en cuando, dan lugar a centellas de intuición. Y yo me quedo con todo el recorrido, solo por eso.

11:28 a. m.  

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